Sin lugar a dudas la Semana Santa de 2011 permanecerá en nuestra retina. Pero no lo será por lo que todos quisiéramos sino por todo lo contrario. En nuestra particular cuenta, sólo tres procesiones completas de las ocho en las que tendríamos que haber acompañado algún paso.
La lluvia, repentina o insistente, se empeñó en amargarnos el sueño de cada año. Las caras tristes, los gestos de decepción, las conversaciones monotemáticas. Y sin embargo siempre habrá cosas que recordar, palabras de aliento, momentos detrás de un paso.
Como recordaba algún componente estos días, para una banda es Semana Santa nueve meses al año.
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