El Jueves Santo, tras la suspensión de la procesión de la Amargura el día anterior, parecía que podría abrirse en lo climatológico ya que los actos de la mañana habían podido celebrarse casi con normalidad. Sin embargo, pasadas las siete de la tarde, el cielo fue cubriéndose y la lluvia volvió a aparecer.
Ante la persistente lluvia, la Cofradía de María del Dulce Nombre suspendió su procesión y realizó un sencillo acto dentro del patio de los Franciscanos, en el que cada paso fue mecido por sus braceras mientras la banda que debía acompañarle interpretaba una marcha.
La Agrupación Musical interpretó al paso de María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista la marcha Orando al Cielo.
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